El mundo cibernético ha traído consigo la demanda de
derechos que no figuran expresamente en ninguna Constitución. Uno
de ellos es el llamado «derecho al olvido», que ampara la capacidad
de una persona para borrar de Internet información irrelevante
sobre sí misma y preservar de este modo su privacidad. La Comisión
Europea ha puesto en marcha un proceso legislativo para reforzar la
protección de datos de los ciudadanos y adaptar las viejas normas
al entorno virtual, donde los documentos no solo son de alcance
global sino también eternos.
Quiero que Internet se olvide de mí
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